Al igual que cuando empieza a llover de repente, nos sorprendemos y nos ponemos a cubierto, pero luego  te acostumbras  al sonido de la lluvia, la violencia machista empieza a sonarnos familiar y ya no nos sorprende como debería.

 Hoy en día, escuchamos con demasiada frecuencia las palabras maltrato, violencia, abuso…y esta situación tan dolorosa que ,por desgracia, sufren en su mayoría muchas mujeres diariamente está empezando a normalizarse, a no doler tanto, a oírlo y pensar en otra cosa. Parece que no vemos que detrás de esa persona asesinada, había una vida, una familia entera que ha sido destrozada para siempre.

 Me cuesta creer que alguien a quien quieres y entregas tu vida confiando y amando, alguien con quien compartes tus ilusiones y con quien tienes hijos, pueda quitarte lo más valioso que tenemos, nuestra vida. Me parece algo triste y conmovedor, pero también me parece curioso que la mayoría de las personas asesinadas sean mujeres.¿Por qué? Solo por el hecho de serlo, no entiendo que un hombre se sienta superior por ser hombre y se vea con el derecho de quitarle la vida a su mujer por considerarla “suya”.

 Hoy, 24 de noviembre de 2024, viendo el telediario en casa con mi familia he visto que en Estepa un hombre disparaba a su mujer delante de su hijo de 11 años y después él se quitaba la vida. Me he quedado pensando en el porqué de esa situación, cómo se puede llegar a hacer eso a alguien y más, a alguien a quien quieres…Esta noticia me ha removido algo por dentro y me ha hecho irme a mi habitación a escribir este artículo en el que quería reflexionar sobre el tema y desahogarme de alguna manera.

 Mañana es 25 de noviembre,  Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y solo quería hacer un pequeño homenaje a todas las víctimas y contribuir de alguna manera con mis palabras a que estas noticias tan horribles no sean “como el que oye llover”.